Entre los muchos requisitos que ha de cumplir el taller de reparación de vehículos para levantar la verja cada día está la colocación del preceptivo cartel con la tarifa de precio/hora. De esos números depende, en gran medida, que el negocio se asfixie o que tenga el suficiente oxígeno para sobrevivir. Diferentes estudios e informes en los últimos años han puesto de manifiesto que la horquilla es amplia: desde los 25 a los 90 euros, con la media nacional situada en torno a los 40 euros/hora. En la cifra que cuelga cada taller se refleja, en buena medida, la filosofía de cada negocio: del low cost a la calidad y el trato personalizado.
El sector de la reparación de vehículos está sufriendo una dura reconversión. Aunque no se han cumplido algunas de las apocalípticas predicciones de hace algunos años –una en 2014 vaticinaba que cuatro de cada diez talleres españoles habría desaparecido en 2017– no podemos ponernos una venda en los ojos.
Las reparaciones que se realizan son cada vez más baratas, es decir, el taller es menos rentable y en gran medida lo es como consecuencia de la fuerte reestructuración del sector asegurador. Cada vez hay menos compañías de seguros, las que hay son más grandes y fuertes y tratan de imponer una reducción de costes a través de las reparaciones de los siniestros. Por si fuera poco, esto sucede con el telón de fondo de la imparable evolución tecnológica, que impone a los talleres la actualización en conocimientos y medios.
La necesidad de innovar e introducir nuevos servicios dentro del taller hace que vayan apareciendo diferentes tipos de servicios con márgenes comerciales diferentes, que diferencien unos de otros en su estructura de costes, es decir, no es lo mismo instalar una pieza que trae el cliente, que instalar una facilitada por el taller, o no es lo mismo una operación sencilla de mecánica que una operación de diagnosis. Es evidente que el precio de hora debe de ser diferente para cada uno de estos servicios.
Por todas estas razones, el precio/hora es una herramienta fundamental en la estrategia del taller. Una herramienta que debe de evolucionar hacia la aplicación de una política de gestión del negocio a través de una tarifa de precio calculada correctamente, donde se tengan en cuenta las diferencias de costes entre los diferentes servicios existentes dentro del taller, estableciendo esos diferentes precios y, eso sí, correctamente expuesta.
Fijar el mínimo
Para determinar correctamente la tarifa de precios del taller, no solo es necesario conocer todos nuestros costes y las horas facturables de nuestro taller, sino que además debemos de realizar una estimación del porcentaje MÍNIMO de horas que esperamos realmente facturar. Este porcentaje es fundamental dado que es, en ese punto, donde debemos de establecer el precio de hora de los diferentes servicios dado que, en esa situación de mínimos, debemos de ser capaces de cubrir todos los costes si no queremos perder dinero. Si la realidad nos arroja un mayor nivel de ocupación a lo estimado manteniendo los precios, estaremos en zona de beneficios y, en caso contrario, de pérdidas.
Una vez hecha la cuenta, establecidos nuestros precios, normalmente la cifra estará por encima de lo que quieren pagar las aseguradoras por arreglar los siniestros. Llega la batalla por ganar al cliente. Desde Atreve defendemos el modelo de la calidad y la fidelización. Es imposible pilotar tu negocio si los clientes son de la aseguradora. Hay que recordar que existe el derecho del tomador del seguro a elegir libremente el taller en el que reparará su vehículo.
Cliente
Si el cliente elige nuestro taller, nosotros podremos facturar con nuestro precio/hora. En Atreve tenemos experiencia y recursos para hacer valer nuestro modelo de defensa del asegurado. Peritación independiente, cesión de derechos, asesoramiento legal… nuestros asociados tienen el apoyo necesario para sacar adelante la reparación y garantizar su calidad.
Creemos que esa es la forma de ganar clientes. Si apostamos por abaratar, realizar las reparaciones sin los materiales y el tiempo debidos, probablemente tendremos clientes que prefieren asesorarse por internet, buscar el ranking del más económico, pedir presupuesto online… Creemos que esos talleres no son los que sobrevivirán. Quedarán menos, seguramente esto es innegable. Pero los que queden serán los más especializados y más tecnificados. No los más baratos.